En mayo de 2015 dio comienzo la actividad de esta granja de gallinas ponedoras, situada en el municipio de Grañén (Huesca), con 2000 aves, cuyo sistema alternativo de cría propicia que sus huevos sean denominados como huevos camperos.

Los sistemas de cría de gallinas se dividen en cuatro:
1. Criadas en jaula:
Donde la gallina tiene poco más del espacio de un folio para moverse, tiene acceso desde la jaula la comida y agua y son sometidas a luz artificial durante muchas horas del día, para aumentar la puesta de huevos.
En España existen cerca de 40 millones de gallinas, el 93% de las cuales se encuentran en un sistema de cría en jaulas, muy lejos del 42,2% de la cría en jaulas de gallinas en los estados miembros de la UE.
La cría de gallinas en jaula ha generado críticas en los últimos años, como la campaña Egg Machine de Noah, en Alemania. El Real Decreto 773/2011 de 3 de junio estableció modificaciones al RD 3/2002 donde se marcaban las normas mínimas de protección de gallinas ponedoras. Entre los cambios, se han prohibido las jaulas en batería por otras de similares condiciones y el espacio por gallina en las mismas ha incrementado algo más, pero sigue siendo lo más parecido al hacinamiento y la explotación animal.
2. En suelo.
Las gallinas no están encerradas en jaulas, pero sí en el interior de las naves. Por normativa no puede haber más de 9 gallinas por metro cuadrado, por lo que se crean diferentes alturas para ganar espacio. Como en el anterior, pueden usar sistemas de luz 24 horas, con el fin de aumentar su productividad. Un sobre esfuerzo el de estas aves y las criadas en jaulas, que las hacen más débiles, y les lleva a tener grandes carencias nutricionales, que han de ser compensadas con aportes de harinas, enriquecidas con vitaminas, minerales y calcio.
En España, tan sólo el 2% de las gallinas se crían en este sistema.
3. Camperas.
Estas gallinas cuentan con una nave donde poner sus huevos y refugiarse en la noche, y acceso al aire libre, nada menos que 4m2 de campo por gallina, para picotear, comer gusanos y granos o darse sus baños de arena, algo que les encanta y cuya práctica está en su propio genoma. De los casi 40 millones de gallinas en España, tan sólo el 4% son criadas como camperas, algo menos que en el resto de Europa, que asciende a 7,6%.
4. Ecológicas.
La producción de gallina ecológica es muy similar a la campera, pero su diferencia más importante estriba en la alimentación que reciben, que también ha de ser ecológica.
El 0,3% de las gallinas en España se cría de manera ecológica. El resto de países de Europa cuenta con el 2%. Cifras muy incipientes, que van en aumento, muy lento, pero paulatino, gracias a la demanda del mercado.
Y la forma de cría marca el tipo de huevos que encontramos en el mercado. Cada huevo lleva un código que lo identifica.
El primer dígito hace referencia al sistema de cría, siendo el 0 para ecológico; el 1 para los huevos de explotaciones camperas; el 2 para los huevos de gallinas criadas en suelo y el 3 para las de jaula.
Le sigue el código del estado miembro; dos dígitos para la provincia; 3 dígitos que marcan el municipio y el resto de los mismos identifican la granja.
Carlos Conte se encuentra al frente de esta granja, que en breve ampliará con 6000 gallinas más, también en un sistema de producción alternativa como es la campera. En la actualidad, sus gallinas cuentan con un vallado de 4ha. en los que disfrutan del aire libre. Complementan la alimentación de lo que comen en el campo, con maíz autóctono de Monegros.
Los huevos de Corral de Monegros se venden por medias docenas. Carlos ha decidido obviar la tendencia del mercado, que eliminó años atrás de las estanterías los huevos blancos, por aquellos marrones, que a los consumidores les evocaban los huevos de pueblo, más naturales.
Así, y dado que no existen evidencias que certifiquen valores nutricionales dispares entre huevos blancos o morenos, Carlos ha vuelto a introducirlos como seña de identidad y en sus cajas ofrece cuatro huevos morenos y dos blancos.
Su principal consumidor se encuentra en Zaragoza y Huesca. Para él, como para la mayoría de los mortales que lo han probado, no hay mejor forma de disfrutar de un huevo que frito. Le digo que se ponga para la foto mientras me relata el protocolo de freír el huevo de manera correcta, solemne, adecuada. La sonrisa es fruto de ese recrearse.