Cuando la expresión «llevarte al huerto» tenía un componente pícaro y no un ofrecimiento a entrecavar (que es como cavar, pero a lo fino, sin profundizar, y con el mismo resultado en las manos si nunca cogiste entre ellas una azada) o a regar los tomates o las calabazas…!ay, qué fue de aquella expresión!
Yo, hoy, voy a llevaros a mi huerto particular, al de las tentaciones, para hacer un homenaje a estos pequeños terrenos productores, que llegados a estas fechas, rinden al 100%, si los hortelanos y el tiempo han sido buenos, y sus plantas disparan tomates, calabacines, pimientos y cebollas a discreción.
Tanto es así, que acaban en las casas de los vecinos, amigos y primos lejanos del gerente del huerto. Y es que un huerto en la época actual ya no tiene la función necesaria de subsistencia como antaño, de llenar la despensa de botes y alimento para el invierno o los animales. Hoy, es el proveedor de hortalizas y verduras con sabor, naturales, cultivadas por gusto con las propias manos, manos de urbanitas, de jubilados, de mujeres jóvenes con carreras universitarias, de solteros que acomodaron macetones grandes en reducidos balcones de pisos diminutos, manos de niños con ojos grandes y curiosos…un huerto es, en muchas ocasiones, una vía de escape al sabor insípido de la oferta que nos deparan los mercados, con variedades muy bellas por fuera, pero terriblemente tediosas por dentro.
La manipulación genética de las semillas los ha hecho más resistentes al traqueteo comercial, los ha preparado para viajar kilómetros y kilómetros, como Marco Polo, y los ha hecho a imagen y semejanza de las piezas de plástico de un frutero hortera. TENTACIONES EN LA MESA
Pero se olvidó de preservarles lo fundamental: el sabor y los aportes beneficiosos para la salud. ¿Recordáis de niños lo que tardaba en ponerse marrón una manzana al darle un mordisco? Segundos. Hoy puede estar horas sin inmutarse. Ese breve tiempo que tardaba la manzana de nuestra niñez en ponerse marrón era una garantía para nuestra salud, una carga de antioxidantes eficaces que pasaban a nuestro organismo a ¡hacernos el bien, hermanos!.
Existen muchas fórmulas para tener nuestro propio huerto, una de ellas podría ser la de trasladarse con toda la familia a un pueblo, que tan faltos están de gente, y comenzar ahí una nueva vida más tranquila, rural, pero igual de plena. Hacerse con una pequeña parcela y aprender a convivir con la naturaleza. Plantar patatas, que si salen demasiado gordas, ya sabes el dicho, o plantar calabazas, de esas que son compañeras en lo bueno y en lo malo.
A diario voy a ir a mi huerto. Es reconfortante ver crecer las plantas, cómo maduran los tomates y lo bonito que me habla el nuevo plantero que he sembrado TENTACIONES EN LA MESA
Para combatir estos calores y hacer buen uso del exceso de hortalizas (¡no todo va a ser dar!) os traigo la receta de un rico gazpacho.
Trocear:
- Un kilo de tomate muy maduro
- 300gr. de pimiento verde
- 300gr. de pepino
En un bol, verter 1 dl de aceite (la medida de una taza de café) y 1/2 dl de vinagre, un ajo troceado, sal y dos trozos de pan. Deja que el pan se ablande unos minutos. Tritura todos los ingredientes y pásalos por un chino. Deja reposar en la nevera y tómalo bien frío. No hay nada mejor para estos calores, vengas de la oficina, de la playa o del huerto de hablar con tu rizoma.