Las frutas tropicales españolas

Las frutas tropicales como el mango, la chirimoya, el aguacate o el níspero se han hecho un hueco en las tierras de cultivo españolas, concretamente en Andalucía, en las provincias de Málaga y Granada, consiguiendo ser un impulso importante de la economía agraria de ambos territorios.

Ese hueco ocupa nada menos que 16.000 hectáreas, de las que 9.400 ha. fueron conquistadas y dominadas por el aguacate.
José Antonio Fajardo, gerente de Frutas Fajardo, me abrió las puertas de sus nuevas instalaciones en Molvizar y recorrimos con él las plantaciones de mango y chirimoya. Esta empresa es una de las más importantes del sector, con 270 ha.  en las que producen más de 10 millones de kilos de fruta tropical al año.

El origen de Frutas Fajardo se gestó con la iniciativa del abuelo, uno de los pioneros en el cultivo de tropicales en el valle de río Verde. Las generaciones posteriores, han aplicado los avances tecnológicos y logísticos, que han favorecido el despunte de este empresa. No obstante, una de sus máximas es la apuesta por la mano de obra local, trabajando con más de 500 agricultores de la zona.

¿Chiri qué? ¡Chirimoya!

Dicen que cuatro de cada diez personas en España desconoce qué es la chirimoya. No se me hace extraño, mucha gente que me rodea jamás la ha probado y tampoco les genera una gran curiosidad. Es fácil que ese primer paso para enfrentarse a lo nuevo, venga de la forma que venga, les cueste por falta de tradición y se haga por apelación de otra persona que les invite a aventurarse o, simplemente, no llegue a realizarse jamás.

 

A partir de los años 60 se introduce el cultivo de chirimoya en España, concretamente en El Valle del río Verde, un paraje próximo a Almuñécar, constituido por los pueblos de Jefe, Otívar y Lentegí. En la actualidad, su cultivo se concentra entre la bahía de la Herradura y Motril, donde las condiciones climatológicas se adecuan a las necesidades de esta fruta tropical.

«A la chirimoya le gusta ver la nieve» y requiere de una humedad entre el 70% y 80%, ocupando las zonas más bajas y dejando la media ladera al cultivo de aguacate y las zonas más altas al mango.JOSÉ ANTONIO FAJARDO, GERENTE DE FRUTAS FAJARDO

Fino de Jete es la variedad más extendida de chirimoya, con un 90% del total de la producción española, que ronda las 40.000 a 60.000 toneladas, en un espacio de 3.000ha. Cifras que nos convierten en el mayor productor de chirimoya a nivel mundial.

Su árbol, el chirimoyo, es uno de esos árboles agradecidos, que ofrece fruta durante ocho meses, desde septiembre a la primera quincena de mayo. La primera y más fuerte de sus cosechas la realiza en el mes de octubre, pero el frío de los meses de invierno escalona las cosechas y reduce la producción.

Una respuesta a la calidad de este producto vino en 2002 en forma de Denominación de Origen, para cuya regulación se creó el Consejo Regulador de la Denominación de Origen «Chirimoya Tropical Costa Granada Málaga». El 80% de la producción de chirimoya se consume en España, el resto, se exporta a Portugal, Francia, Alemania y Reino Unido, países próximos para los que la corta vida de la chirimoya, 5 ó 6 días después de su cosecha, todavía permiten esta comercialización.

Mango, la que parece más tropical de todas.

Así como el chirimoyo impresiona por ser un árbol inmenso, frondoso y de un color verde intenso, el cultivo de mango es totalmente diferente. Su porte es de árbol enano y se plantan con una distancia de tres metros, para evitar que se toquen, y en ladera, ya que la fruta precisa de soleado para obtener la coloración que los hace más apetecibles.

Estos árboles alcanzan un precio de 8€ y tardan cuatro años en dar producción. Años en los que hay que mantenerlos y darles los cuidados que requieren, como el sistema de regadío. No obstante, su rentabilidad merece la pena, pues ofrece una producción media entre 35 y 45 kilos por árbol, que son pagados al agricultor entre 1,30€ y 1,80€ el kilo. Su demanda es importante y ahora los viveros de la zona tienen una lista de espera nada menos que de dos años.

La cosecha se da los meses de octubre, noviembre y diciembre. El resto del año, el mango que encontramos en las fruterías procede de otros países. Incluso en la época de cosecha española, podemos encontrar mango de procedencia extranjera, ya que España no tiene suficiente producción para atender la demanda del mercado nacional.

La planta más vieja de Frutas Fajardo tiene más de tres décadas y vino, como el resto de la zona, procedente de La Gomera. Su proceso de selección se realizó en diferentes fases hasta que dieron con aquella que mejor se adaptó al clima y al terreno, el portainjertos Gomera III.

En unos 4 años llegarán a una producción de mango de 1.000 toneladas, de cosechas propias, 1.500 toneladas con las cosechas de todos los agricultores con los que trabajan, en un total de 27.000 árboles. Otro de los propósitos de esta empresa es alargar las cosechas y poder ofrecer mango nacional en diciembre. Año a año lo van consiguiendo, plantando a mayor altitud, donde se retrasa la floración y, por tanto, el fruto.

Parece mentira que de un árbol, en apariencia enclenque, débil, broten estas frutas, algunas de gran tamaño. La recogida del mango se hace de manera manual, no puede realizarse de otro modo. El sistema de terraza es menos productivo, pero favorece el faenado de los trabajadores. A la hora de la recolección, es preciso cortar el mango a un centímetro del pedúnculo, para que la resina permanezca y siga aportando nutrientes a la fruta. Una vez cortado, permanece en los almacenes de 8 a 10 días en reposo, a temperatura ambiente, sin perder cualidades, algo que será más difícil para el mango que proviene de Ultramar por los días que ha de pasar en el barco y el tiempo de su distribución hasta llegar a nuestro mercado.

Dicen los expertos que a la hora de elegir un mango, hay que buscar que está en su momento óptimo de maduración. Este momento nos lo dirá su carne, cuando ceda levemente al tacto.

En la India, principal productor y consumidor de esta fruta, existen más de 500 variedades diferentes. En España son unas veinte. Las más apreciadas por el consumidor: Osteen y Keith.
Si damos con una pieza en su mejor momento, nos sorprenderá con un color naranja intenso, su olor penetrante, la carne jugosa, tierna y nuestras papilas gustativas aplaudirán la elección.

Deja una respuesta